Una niña recibió como regalo de su abuela un libro para que conociera sus recuerdos. Ella se encargaba de cuidarla, y también de mostrarle todos los colores que se convertían en hilos para tejer un hermoso vestido. Ahora, ese vestido se está llenando de agujeros por los que están perdiendo los recuerdos. Y la nieta se ha convertido en la cuidadora de su abuela...
No es una historia triste sino esperanzadora que muestra cómo la memoria puede ser frágil como los hilos que se lleva el viento, que las experiencias de la vida se entretejen para formar lo que uno es, y que cuando casi todo se olvida, la mejor medicina son los besos.