En su extraordinaria nueva novela, Rachel Cusk vuelve a sorprender al lector y a ampliar los límites de lo que la ficción es capaz de hacer.
Hacia la mitad de su vida, el artista G empieza a pintarlo todo al revés; con el tiempo, acaba dibujando también a su mujer cabeza abajo, la retrata poco agraciada. Sus cuadros consiguen un éxito enorme. En París, una mujer ataca a otra en la calle. La atacante huye, pero no sin antes darse la vuelta para contemplar a su víctima, como un pintor alejándose unos pasos del lienzo. A los veintidós años, la pintora G deja su casa para empezar una nueva vida en otro país, lejos de sus padres. Sus cuadros suscitan la desaprobación del hombre con el que más adelante acaba casándose.