Desde mi infancia, siempre fui un niño preocupado. Cuando un coche de los bomberos iba hacia donde se encontraba mi casa, enseguida me preocupaba que fuera mi casa la que ardiera. Cuando el profesor decÃa que algún alumno habÃa suspendido el examen, me preocupaba porque seguro que se referÃa a mÃ. Cuando algún amigo llegaba tarde a una cita, me preocupaba pensando que habÃa sufrido algún accidente. Cuando escuchaba un cuento de fantasmas, me preocupaba que fuera a asomar un fantasma. Eran muchas las cosas que me preocupaban, pero descubrà que en realidad no habÃa muchas cosas por las que valiera la pena preocuparse. En cambio, si yo no me preocupaba de nada, de pronto, todo el mundo se preocupaba. En el fondo, en esta vida, tanto si te preocupas como si no, lo cierto es que los demás se van a preocuparÂ…