¿A qué se dedica alguien cuya profesión es pensar? ¿En qué consiste esa actividad que le costó la vida a Sócrates? Sacudido por la condena a muerte de su maestro y amigo, el joven Platón rechazó una vida de poder y riqueza para seguir las enseñanzas dudosas de aquel charlatán andrajoso y magnético que brindó con cicuta. Por puro azar y sin saberlo, estaba inventando la filosofía occidental. Casi diez siglos después, en África, un adolescente llamado Agustín se vio estrujado por el sexo, la búsqueda de salvación para su alma y la incertidumbre que acompaña a toda indagación honesta.
Uno de los resultados de sus investigaciones fue la configuración del cristianismo como una de las fuerzas dominantes en la cultura occidental. Trece siglos después, René Descartes se vio perturbado por la experiencia infantil de la equivocación: ¿cómo podía estar seguro de nada si era evidente que padres, maestros y la gente en general miente, se confunde, está segura de cosas que no sabe? Dedicó su vida, entonces, a idear un modo de investigación que le permitiera abrirse paso en el tumulto del mundo y las ideas, y se impuso la tarea imposible de no aceptar nada que no pudiera averiguar por sí mismo.
El resultado de su tanteo es una manera de enfrentar las preguntas centrales por la naturaleza y nuestro lugar en ella que aún perfila la cultura moderna.
Un libro raro y delicioso que es, también y sobre todo, una invitación a pensar por nuestra cuenta.