IRMA LAURIDSEN / IL GISELLE BUSTAMANTE
Fue en ese momento que Rasmus me miró directamente y me dijo que bailáramos. Es decir, él y yo solos. Hubiera sido más fácil si hubiese sido con más niños. Pero él pensaba que tenÃamos que ser los dos no más. Me dio vergüenza y me empecé a reÃr. Y al principio no querÃa. «No, Rasmus, por favor?», murmuré y sentà que me ponÃa rojo. No sé por qué. Pero era como demasiado. «¿Qué?», Rasmus me miraba un poco confundido. «¿Por qué no? ¿Tengo mal olor o qué?».