En febrero del 2000, un grupo de 450 paramilitares de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) irrumpieron, luego de tres días de trasiego por la región de los Montes de María, en el medio Magdalena, en un pueblo tranquilo de la Costa Atlántica colombiana. Durante el trayecto, asesinaron a numerosos campesinos y bloquearon todas las vías de acceso al pueblo El Salado; allí, con sevicia y sin consideraciones, sacaron a los habitantes de sus casas. A los hombres los ubicaron en la rústica cancha de básquet y a las mujeres, en las escalinatas de la iglesia. El primer día, asesinaron a los saladeros empleando los métodos más crueles y aberrantes, delante de sus familiares, mientras festejaban con música de tambores, gaitas y acordeones. El segundo día, mataron a otros campesinos y, al finalizar, salieron del pueblo como si nada.
Este terrible suceso, conocido como la masacre de El Salado, es la base argumental de la presente novela, la cual relata los orígenes y los atisbos primarios de lo que sería aquel flagelo, le da voz a dos paramilitares quienes cuentan su historia y la llegada al pueblo y también a varias de las víctimas, conformando así una obra polifónica, que busca hacerse preguntas sobre cómo es posible que nos violentemos de esta manera.
