De la noche a la mañana y sin darme cuenta, me he hecho ¡superfamosa! Al principio, tener un club de fans que me pedia autógrafos y clases particulares para ser una brujta tan molona como yo me pareció lo más divertido del mundo. Pero, cuando mis seguidores se empezaron a multiplica sin parar y a no dejarme ni un momento a sola...,¡ la fama dejó de ser divertida!