Cuando uno se pierde, siempre termina encontrando algo, y yo no viajaba para ampliar horizontes, sino para perderme.
Lo que hallé fue un mundo como el que he dibujado
en este álbum ilustrado. Un mundo humilde y hermoso
en el que el verde se extendía hasta el infinito,
libre de la contaminación, de la destrucción de la naturaleza y de los desatinos de la civilización
[Mitsumasa Anno, enero de 1977]
Llega el viajero en una barca a un paraje del norte de Europa y, cruzando bosques, aldeas y ciudades a lomos de un caballo irá conociendo el paisaje, la arquitectura, las costumbres y la vida cotidiana de sus gentes. Mitsumasa Anno publicó esta obra visual
de «Los Viajes» por el Viejo Continente en 1977, cuando la presencia
de un turista japonés era sorprendente en los países -Dinamarca,
Inglaterra, Francia, Alemania
- que visitó. El propio autor comenta
sus impresiones de aquel primer periplo en 1953 con anécdotas,
explicaciones sobre el contenido de las imágenes a doble página
y reflexiones sobre el choque cultural que revelan su interés
por la naturaleza, su carácter pacifista y tolerante -son más
las cosas que nos unen que las que nos separan- y su pasión
por el arte.
Porque abundan en las ilustraciones las referencias a la obra
pictórica de Van Gogh, Courbet o Millet; también la presencia
de personajes literarios -desde Don Quijote y Sancho a Caperucita
y el lobo, entre otros protagonistas de los cuentos tradicionalesque, como en los animales de «Ocultos en el bosque», forman
parte del paisanaje. Sorprende el detallismo de los escenarios
en miniatura -realizados con pluma, tinta y acuarela- que permite
seguir el recorrido a vista de pájaro a través de distintos planos
de visión para disfrutar curioseando y observando una y otra vez
la meticulosa representación de las personas y las historias
que contiene este libro, llenas de vida y de un sutil sentido
del humor