Junio 1316. Tras un corto y catastrófico reinado, Luis X acaba de morir envenenado. Han pasado solo dieciocho meses desde la muerte de su padre, Felipe el Hermoso. Por primera vez desde hace trescientos años un rey de Francia desaparece sin dejar un heredero varón. La corona puede ir a parar a la cabeza de una niña de cinco años, sospechosa de bastardía, hija del primer matrimonio de Luis X con Margarita de Borgoña. También puede ser destinada al hijo que espera la segunda esposa del rey fallecido, Clemencia de Hungría.