Lengua viva es una novela divertida, tierna y rebelde. Ganadora del prestigioso Premio Femina des Lycéens Polina Panassenko se revela como una voz extraordinaria.
«Lo que quiero es llevar el nombre que recibí al nacer. Sin ocultarlo, sin disfrazarlo, sin cambiarlo. Sin tenerle miedo». Nació Polina, y en Francia se convirtió en Pauline. Unas pocas letras y todo cambia. Al llegar de niña a Saint-Étienne, justo después de la caída de la Unión Soviética, se dividió en dos: Polina en casa, Pauline en la escuela. Veinte años después, vive en Montreuil. Tiene una cita en el juzgado de Bobigny para intentar recuperar su nombre.