Hay personajes olvidados en la historia de Colombia. David Peña es uno de ellos. Fue un héroe popular, un luchador contra la esclavitud, la exclusión social y la negación de los derechos políticos. Fue un personaje que vio en su acción política una forma de representar y ser la voz de aquellos a quienes la sociedad dominante nunca quiso escuchar. Se trata de un mediador de los derechos de los pobres, de los marginados, ante el Estado; por ello, fue un tribuno popular, un agente político, pero sobre todo un caudillo popular. David Peña fue un hombre que puso toda su fe católica y su racionalidad masónica para crear un nuevo actor político, el pueblo, para que luchara colectivamente por sus derechos conculcados desde tiempos inmemoriales, como el acceso a la tierra, al trabajo libre, a la participación política, a la representación democrática o a la definición de su propio destino. Hasta ahora, es muy poco lo que se sabe de Peña, fuera de haber participado en una toma de Cali el 24 de diciembre de 1876 que, por haber terminado en acciones violentas, es la única faceta de su vida que se ha posicionado en la memoria de quienes lo recuerdan