La vida en nuestro planeta no sería posible si no existieran los ecosistemas forestales. Conocidos como los pulmones de la Tierra, estos son un importante reservorio de biodiversidad, ya que albergan gran cantidad de especies animales y vegetales, además de microorganismos. La microbiota forestal es, en parte, la responsable de que estos ecosistemas se encuentren en equilibrio. Muchos de los nutrientes que toman los árboles son proporcionados por los microorganismos que habitan en el suelo del bosque y además son capaces de proteger los árboles y otras plantas del ataque por otros organismos como microorganismos patógenos y plagas.