Los jardines son los hijos del miedo a la selva. Son bellos y al mismo tiempo infames. Son controladores, salvajes y a veces ridículos. Si no se cuidan, se desbordan y sobrepasan la armonía. No son solo plantas agrupadas; son represas a punto de estallar. En esa dualidad entre lo domesticado y lo indómito radica su poder.
Jardines es un fragmento de Un mar de lágrimas, un proyecto en el que Valeria Giraldo ha recopilado fotografías que toma con cámaras compactas desde el 2010. Sus objetivos son plantas, personas, gatos, mesas, espaldas, puntos, cigarrillos, sonrisas y, en general, cosas por las que pasa la vida de cualquiera.