Desde sus orígenes, el feminismo ha insistido en la importancia del relato íntimo o, más concretamente, en la necesidad de concebir nuevos relatos donde lo personal y lo político, lo cotidiano y lo histórico se religuen y cambien nuestra visión de la sociedad y de la lucha necesaria para su transformación. Partiendo de esta premisa, Irene articula la escritura de este libro lúcido y valiente a partir de la vida de su tatarabuela Hilaria, de modo que lo que podría parecer un ejercicio de recuperación de la memoria familiar se desdobla y, ya desde las primeras páginas, se convierte, también, en un manifiesto, una reflexión y una invocación para pensar y armar los movimientos feministas contemporáneos.