Tras ocho años sin novedades editoriales, Simon Reynolds vuelve con una celebración de la música que parece anticipar el futuro. Solo que al desesperanzado diagnóstico vinculado a la desaceleración de la innovación en la primera década del siglo XXI opone una mirada actualizada y más optimista sobre la capacidad de la música popular para continuar reinventándose. Si bien lo retro sigue siendo prominente, ya no es dominante, dice, y esto permite que su ingenio crítico pueda detectar aquí y allá nuevos territorios acústicos en los que adentrarnos con perplejidad. Futuromanía es un tapiz que reúne las ficciones sónicas que han proliferado en ese espacio de incertidumbre y creatividad donde lo humano se encuentra con las máquinas.