Contrario a lo que comúnmente se cree la efectividad del engano político en las democracias actuales no se debe a que los ciudadanos se hayan vuelto más crédulos o apáticos. más susceptibles al influjo de la demagogia o menos capaces de distinguir la verdad de la falsedad. Quienes engañan se encuentran típicamente del lado favorable de las desigualdades sociales y económicas y pueden usar por ello sus recursos materiales y su poder social para declarar e imponer su versión de la realidad. El que engaña fuerza a otros a asumir lo que quiere que asu man. de modo que el engaño en política es una forma de opresión. pues ataca las posibilidades que tienen los individuos y las comunidades para decidir libremente la naturaleza del mundo social que comparten.