Si un día, furtivos, entran a tu estancia los aromas de viejas navidades, recíbelos con holgura, pues vienen de lejos cargados de musgos y de pinos. Dales la mano y permite que te lleven a tus más íntimos recuerdos: ¿Qué era lo dulce? ¿El juego de los niños en la calle? ¿La madre que buscaba el espacio de la oveja en el pesebre? ¿Cantos como llamadas de campanas? ¿La noche cuando tu padre descubrió para ti la constelación de Orión? Recuerda… al fin y al cabo no es otro viaje, no otra la escritura de la vida.
80 páginas.