Dos lobos blancos caminan en la noche dejando sus huellas sobre la nieve; solo el silencio, que se rompe a veces por sus pisadas, les acompaña. La bruma cubre la copa de los árboles. De repente, un aullido desgarra el silencio; su olfato les indica la dirección. Herida, junto a su lobezno, una loba permanece escondida. Los dos lobos cuidarán de ambos hasta que la madre pueda caminar