Con la mano en el corazón, contéstese usted mismo: ¿Quién fue Eduardo Zalamea Borda? No se preocupe: tampoco lo sabe la inmensa mayoría de los colombianos. Sin embargo, una novela insólita escrita a los veinte años, y más de treinta de periodismo ejercido con una maestría práctica y un rigor ético ejemplar, deberían ser suficientes para recordarlo como uno de los escritores colombianos más inteligentes y serviciales de este siglo (Gabriel García Márquez, El vicio insaciable y corruptor de Ulises ).
Viajar como único camino para abandonar lo conocido: este relato autobiográfico de un jovencito que parte a sus 17 años desde Bogotá hasta La Guajira es una experiencia de hermoso peregrinaje, mística y salvaje, en la que Vida y Muerte cobran nuevos significados. «Cuatro años a bordo de mí mismo» se inscribe en las letras mayúsculas, de la novelística colombiana porque inauguró, con atrevimiento, clarividencia y voz propia, una nueva forma de entender e interpelar las verdades que nacen de la gran literatura. Eduardo Zalamea Borda superó con esta obra maestra los márgenes de su época, renovó la modernidad de un país que aún respiraba siglo XIX y exploró sus entrañas y caminos con una sensibilidad única, a bordo de su conciencia, para convertirse en otro.