El duelo es un animal salvaje que habita en el doliente de manera singular e imprevisible. En el caso de R., ese duelo se traduce en la necesidad de visitar de manera desesperada el archivo de la obra que su amada Edith ha dejado tras su muerte en una serie de cuadernos. Al tiempo que viaja a lo más íntimo de ese archivo, R. intentará convencer a través de una serie de misivas al editor Gabriel Fonseca, un viejo amigo de la infancia, para que publique un libro con la obra de Edith. «Las especies centinela son animales que detectan el riesgo antes de que el daño alcance a los humanos. Son oráculos de la muerte en forma de animales», es por eso que Edith bautizó a sus cuadernos como «canarios», porque le servían para estar alerta, para reconocer la muerte y así detectar el momento de cruzar el umbral.